lunes, 18 de octubre de 2010

Una atractiva trepadora, la bignonia

El verano es la estación del año en la que más podemos disfrutar de nuestro jardín, pero también es cuando más paseantes se asoman a echar un vistazo curioso a las pequeñas parcelas de naturaleza privada.

Por eso, una buena opción para protegernos de miradas indiscretas es la de plantar trepadoras que oculten el interior de nuestro edén particular. Hoy te recomendamos para este fin la bignonia.

Esta especie llega a alcanzar entre los 2 y los 10 metros de altura, lo que favorece nuestra intimidad. Posee un tallo leñoso, del cual nacen ramas flexibles a las que tendremos que ayudar a crecer en las celosías del jardín. Sus hojas caducas son de un color verde intenso, lo que proporcionará luminosidad al espacio. Son las flores lo más valorado de esta planta, por su brillo y sus tonalidades variadas: comenzarán a nacer en mayo. Según la especie que plantemos, podremos obtener desde lilas a rojos o naranjas, y como no, blancos.

Mimos y cuidados
Como todas las plantas de la familia de las Bignoniáceas, la bignonia es muy delicada. Necesita sol durante todo el año, y unas temperaturas que no estén por debajo de los 10 ºC. Si en nuestro jardín no podemos proporcionarle toda la luz que necesita, optaremos por una zona de semisombra, pero recuerda que la floración y la viveza de la planta no será tan brillante como en espacios de continua luminosidad.

Además, requiere abundante agua, aunque hay que recordar que en ningún caso debemos encharcar. Lo que sí es importante tener en mente es que el suelo en el que esté situada debe permanecer siempre húmedo y con un buen drenaje. Abonaremos el terreno en la primavera y el verano, mientras que el resto del año podemos olvidarnos de esta tarea.

La reproducción de la bignonia se realiza por semillas, esquejes o acodos. Para quienes decidan multiplicar su planta por esquejes, les recordamos que lo único que necesitan es cortar una parte del cultivo principal, como una rama o una raíz, y sembrarlo en la tierra. Si se opta por los acodos, el proceso es algo más complicado: hay que inclinar una rama hasta que entre en contacto con el suelo, y después fijarla dejando la punta libre y elevada. Debe cuidarse hasta que eche sus propias raíces, momento en que la cortaremos de la principal.

En la variedad está el gusto
Todas las especies vegetales nos ofrecen una gran gama de especies en el interior de la familia, dependiendo de la forma de las hojas, los colores de sus flores, sus necesidades de crecimiento, etc. encontraremos, también, distintos tipos de bignonia. Esta planta originaria de los continentes asiático y americano ha desarrollado en nuestro país dos variedades principales: la bignonia grandiflora y la radicans.

La primera de ellas es originaria de Asia, en concreto de China, por lo que también se la conoce como 'trompeta china'. Alcanza unos 6 m. de altura, frente a los 10 m. que puede llegar a desarrollar la bignonia radicans. Ambas poseen raíces aéreas que le facilitan el escalado por las paredes, las vallas o los soportes que les ofrezcamos, aunque en el caso de la segunda especie son menos numerosas. Dentro de la Península, la región donde mayor belleza despliegan es la zona de Andalucía por sus condiciones climáticas de sol y temperaturas más elevadas.

Además de estas dos variedades podemos encontrar, aunque en menor medida, tres más. Te las presentamos:

Bignonia Capreolata: originaria del sudeste de EEUU. Aunque no se trata de una planta caduca, puede perder hojas debido al frío.

Es de las más resistentes a las bajas temperaturas: soporta los -10 ºC. Se reproduce mediante esquejes. En sus flores predominan los colores rojizos, anaranjados o amarillos.

Bignonia Jasminoide: también conocida como Pandorea o Blanca. Procede de Australia y Malasia. Sus flores son blancas o rosas, aunque también pueden verse tonalidades violetas. Este tipo no aguanta el frío, y necesita, como mínimo, 15 ºC para un buen crecimiento, además de abundante agua.

Bignonia del Cabo o Roja: como su nombre indica proviene del Cabo de Buena Esperanza, Sudáfrica. Su cualidad más destacada es que florece en otoño y resiste todo el invierno ya que aguanta temperaturas de hasta -8 ºC. Eso sí, como sus familiares, también es muy aficionada al sol.

Mejor prevenir que podar

Los cuidados que una planta te exige no deben suponer una tarea molesta. Debes recordar que, con un poco de atención que prestes a tu jardín, evitarás daños mayores. Por ello, siempre es importante conocer cuáles son las plagas y enfermedades más comunes de los cultivos de tu jardín, de está forma sabrás cómo prevenir y, si es necesario, cómo curar.

En el caso de la bignonia, ya sabemos que sus requerimientos principales son los de agua, temperaturas cálidas y sol. Aún así, puede sufrir males, los más comunes son los siguientes:

Nematodos Meloidogyne: se trata de unos gusanitos de tamaño microscópico que atacan a las raíces, alimentándose de los nutrientes que éstas contienen. Pueden llegar, incluso, a matar a la planta. Aunque los síntomas principales son los de marchitamiento, es posible que aparezcan pequeños nódulos en las raíces. Para evitarlo debemos desinfectar los suelos; los fertilizantes, la poda y un riego correcto también ayudarán.

Botritis, podredumbre gris o moho gris: se trata de un hongo que produce manchas marrones y la muerte de la planta si no se actúa con rapidez. Deberás podar los tallos y todas las partes que puedas creer que están afectadas.

Cescospora: de nuevo serán unas manchas marrones en distintas partes de la planta la que nos alerten. Provoca lesiones en hojas y frutos por las que se introducen otros microorganismos negativos para la bignonia. Los fungicidas con base de cobre son los tratamientos más adecuados.

Cochinilla: estos insectos chupadores producen un debilitamiento general, menor crecimiento y caída de hojas, incluso pueden matar a la planta. El primer paso para eliminarlas será podar; y el segundo, utilizar los fungicidas recomendados.

Mosca blanca: se trata de un pequeño parásito que se adhiere al envés de las hojas chupando la savia. Para saber si ha ocupado el ejemplar no tenemos más que mover la misma y ver como revolotean. Para acabar con ellas, lo más eficaz es regar en abundancia nuestro jardín.

La bignonia, con el contraste entre el verde brillante de sus hojas y los luminosos colores de sus flores, es una de las mejores opciones para decorar tu jardín al mismo tiempo que lo proteges de miradas ajenas. Con un poco de dedicación que la prestes, conseguirás un verdadero tapiz en los exteriores de tu hogar.

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