viernes, 22 de octubre de 2010

La violeta africana

La violeta africana, flores todo el año procedente de las zonas tropicales del continente africano, esta exuberante planta de interior ha dejado de ser un ejemplo de exotismo para convertirse en una de las variedades más habituales dentro del hogar, gracias a su gran valor ornamental.

Aterciopeladas y carnosas hojas de color verde intenso y delicadas flores violáceas que alegran la casa durante todo el año son su mejor carta de presentación.

Perteneciente a la familia de las Gesneriáceas, la violeta africana (Saintpaulia ionantha) ha encontrado su mejor hábitat en el interior de nuestras viviendas, aunque tampoco sería raro verla en exteriores como terrazas y patios. Herbácea y vivaz, su tamaño no suele superar los 15 cm. y se reproduce por semillas o a través de esquejes. Al tratarse de una especie tropical, requiere una serie de cuidados específicos que garanticen un correcto desarrollo.

La floración
Aunque lo más habitual es que sus flores aparezcan en verano, uno de sus principales atractivos es que puede tener más de una floración al año y que ésta puede producirse en cualquier temporada. Entre ellas, existe siempre un ciclo de descanso de unas seis semanas. Una vez aparecidas las flores, de reducido tamaño, éstas irán creciendo tanto en dimensiones como en número.

Normalmente brotan en grupúsculos de 6 ejemplares (simples o dobles), surgiendo de tallos que nacen entre las hojas. La gama cromática más común es el violeta (de ahí su nombre) con estambres amarillos en el centro, aunque también las veremos blancas, rosas, rojas, azules e incluso de varios colores.

Delicadas atenciones
Considerada una planta agradecida y de fácil desarrollo en interiores, lo cierto es que esta especie exótica requiere una serie de cuidados muy concretos. Para florecer necesita al menos 12 horas de luz, por eso las condiciones de luz artificial suelen beneficiarla. Respecto al sol, nos aseguraremos de que reciba sus saludables rayos, pero siempre tamizados, ya que la exposición solar directa puede quemarla.

El suelo más adecuado es el de turba y tierra, y la orientación, este-norte. Las condiciones en las que se desarrolla en su hábitat natural se caracterizan por temperaturas cálidas y humedad elevada. Por eso, en nuestro hogar el termómetro no debe bajar de los 18º C. Para favorecer la humedad ambiente, podemos dejar cerca recipientes de agua.

Esta planta requiere un riego constante en verano y muy moderado en invierno; eso sí, siempre con agua templada. Nos cuidaremos de no mojar las hojas ni encharcar el suelo porque se pudriría. Fundamental también es el drenaje: pondremos un plato debajo del tiesto y retiraremos el exceso de líquido. También se puede regar dejando que la planta absorba el agua directamente del plato.

Cómo solucionar algunos inconvenientes
Lo más probable es que, a lo largo de la vida de tu violeta africana, surjan algunos problemas que deberás solventar. Por ejemplo, la floración. Muchos aficionados que tienen estas plantas suelen preocuparse al ver que pasan los meses y no aparecen las flores. Normalmente se debe a la falta de nutrientes.

Por lo general, cualquier especie de interior requiere fertilizantes cada cinco o seis semanas. En el caso que nos ocupa, si nuestro ejemplar no florece, disminuye la cantidad y calidad de las flores o las hojas se vuelven verde pálido, es porque necesita urgentemente abono.

Las hojas suelen ser un buen indicador de los problemas de nuestra violeta africana: si se pudren, tendremos que regarla menos; si amarillean, nos aseguraremos de que la temperatura ambiente no sea demasiado baja; si aparecen manchas, probablemente se habrá quemado por el efecto del sol.

Respecto a las plagas, los pulgones y las cochinillas se pueden eliminar fácilmente con productos fungicidas e insecticidas específicos. No sería extraño tampoco que el exceso de riego provocase la aparición de hongos en nuestra violeta. Normalmente se manifiestan en forma de moho gris. Para evitarlo, nada mejor que controlar la cantidad de agua que suministramos a la planta.

Luz

Violeta africana o Saintpaulia n ecesita estar en una habitación luminosa, pero sin recibir directamente los rayos del sol. En Otoño e Invierno puedes colocarla cerca de la ventana.

Humedad

Le encanta una atmósfera húmeda, pero odia que le mojen las hojas o flores. Para conseguir aire húmedo a su alrededor no la pulverices, coloca la maceta sobre un plato con gravas mojadas o bien sobre musgo o turba húmedos.

Riego

Fundamental es no pasarse con el riego en Saintpaulia; se pudre fácilmente. Riego siempre por abajo, sin mojar las hojas, ni los tallos ni las flores. Pon la maceta sobre un platito con agua durante unos 20 minutos para que absorba por capilaridad y tira el agua sobrante.

En Primavera y Verano riega 2 veces a la semana. En Otoño disminuye los riegos a una vez por semana. En Invierno: riega una vez cada 15 días y mantén un buen nivel de humedad y, si la calefacción está fuerte, aumenta a 1 riego semanal.

Abono

En Primavera y Verano añade un poco de fertilizante líquido al agua de riego cada 3 semanas.

Limpieza

Limpia el polvo de las hojas de la Violeta africana con un pincel cada 15 días. No uses abrillantador ni agua sobre su vellosidad.

Cambio de maceta

Trasplanta la Violeta africana o Saintpaulia a una maceta de unos 2 centímetros mayor de diámetro cuando tenga un follaje muy espeso y apretado y la maceta esté llena de raíces. Si no lo haces, no florecerá bien cada año.

Nota

Mantenerlas en lugares bien iluminados pero alejarlas del sol en verano.

Temperatura mínima de invierno: 12ºC.

Abonar cada semana en primavera y verano a dosis bajas.

No mojar las hojas al regar.

Limpiarlas con un pincel suave, no rociar.

Multiplicación:

Mediante semillas.

Por esquejes de hojas plantados por el pecíolo en arena y turba a una temperatura del substrato superior a los 20ºC.

Por separación de retoños

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