lunes, 22 de noviembre de 2010

Plantas medicinales

Durante siglos, las comunidades indígenas del Amazonas han curado lo que para la medicina occidental es el vértigo intratable usando adormidera o escopolamina, una sustancia que se obtiene de una flor llamada borrachera.

Ejemplos como éste hay miles: la quina, la manzanilla, la melisa o el curare, utilizado tradicionalmente como anestesia.

Las cualidades de éstas y otras plantas medicinales, sus potencialidades y los derechos de propiedad que podían tener serán analizados en el Primer Simposio Internacional sobre Biodiversidad como Fuente de Nuevos Medicamentos, que se inaugura este jueves en Cali, Colombia.

Su director, el médico internista y director de la Facultad de Farmacología de la Universidad del Valle, Óscar Gutiérrez, dijo a la BBC que la industria de las medicinas no ha pasado por alto el valor de la naturaleza.

"Ahora que los medicamentos sintéticos parecen estar llegando al tope de su racionalidad productiva", señaló, "las empresas farmaceúticas vuelven sus ojos a las plantas y otros organismos que han sido usados por milenios para el tratamiento de enfermedades".

Cero coma uno

Según Gutiérrez, el potencial de la biodiversidad en medicina está recién conociéndose. Tiene cifras para probarlo.

"Hay que tomar en cuenta que en la actualidad el 35% de los fármacos tiene origen vegetal, pero el porcentaje de plantas que se usan para producir medicamentos es de apenas un 0,1%; es decir, queda un 99,9% esperando ser utilizado con fines médicos", explica.

En el mundo científico, el tema se ve con optimismo. De hecho, algunas sustancias naturales ya se usan en el tratamiento de males como el SIDA.

"Una de las sustancias más promisorias para tratar el SIDA, la prostratina, se obtiene de una planta del Pacífico Sur, que era usada por los nativos para combatir el virus de la fiebre amarilla", indica Gutiérrez.

El legado indígena

La franja ecuatorial del Amazonas es una de las zonas con más rica biodiversidad del planeta.

En los últimos cinco años, sus bosques han sido inundados por expertos en busca de plantas que puedan servir de materia prima en laboratorios.

En un principio, las comunidades indígenas de la región los dejaban tomar muestras libremente, pero ahora han comenzado a asociarse para reclamar sus derechos, "muchas veces desconocidos, tanto por los prospectores particulares como por las compañías en general", señala Gutiérrez.

Este sábado, el Congreso la Unión de Médicos Indígenas de la Amazonía Colombiana, encabezado por el decano Fernando Menduam, presentará su código de ética en uno de los eventos del simposio de Cali.

Patentes moleculares

"Lo que exigen es que sus medicinas, sus creencias y sus habilidades sean reconocidas y respetadas como un elemento importante dentro de la prestación del servicio médico", dice Gutiérrez en relación a las exigencias de los indígenas.

"Éste es un tema muy candente, porque la mayor parte de la investigación sobre los potenciales de la biodiversidad se hace precisamente en los países que no la tienen", continúa.

"Ellos tienen la idea de que los genes y moléculas que existen silvestres en la naturaleza son herencia de la humanidad, pero cuando una molécula es transformada adquiere el derecho de patente y, por lo tanto, hay que pagar regalías", indica.

"Los medicamentos producidos en esa forma son vendidos a los países de donde originalmente se obtuvo la molécula y esa gente tiene que pagar regalías que en muchos casos son exhorbitantes", concluye.

El encuentro de Cali se lleva a cabo en el marco del Octavo Congreso de Farmacología de Colombia y participan representantes de una decena de países, además de la ONU.

Artículo original de news.bbc.

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