1.- Analiza detenidamente sus hojas y tallos para asegurarte de que no tienen plagas ni enfermedades: hojas manchadas, agujeros en las hojas,... La compra de una planta enferma contagiará al resto de tus plantas.
2.- Rechaza aquellas cuyas raíces salgan por los agujeros de drenaje de las macetas; es indicio de que llevan demasiado tiempo esperando un trasplante; lo mismo cabría decir de aquellas que formen ligeras raíces en la superficie de la tierra.
3.- La planta tiene que estar perfectamente enraizada. Comprueba que la planta esté bien estabilizada dando un leve tirón del tallo; no debe salir con facilidad. Ejemplo: árboles que han sacado de la tierra y los han enmacetado y quieren venderlos antes de tiempo, antes de que haya enraízado bien en el contenedor.
3.- Rechaza también aquellas que presenten un desarrollo desigual en sus lados.
4.- Inspecciona las hojas y tallos para certificar que no tiene insectos o manchas sospechosas.
5.- Saca de la maceta el cepellón para mirar las raíces. No se debería deshacer dicho cepellón al sacarlo porque sería señal de mal enraizamiento.
6.- Las raíces deben ser abundantes, de color claro, lo que indica buena salud y crecimiento, y no negruzcas, que indica podredumbre.
7.- Tampoco debe tener raíces en exceso congestionadas porque indicaría que lleva demasiado tiempo ahí sin cambiar a un contenedor mayor.
8.- Evita comprarla si asoman raíces por la parte inferior de la maceta.
9.- Si se trata de plantas de flor, elige aquellas que presenten muchos capullos sin abrir.
10.- Elegir plantas que son apropiadas para el clima de nuestra región: Un error muy común es comprar plantas 'importadas' de otras zonas o regiones del país y que después resulta una pérdida total porque no toleran el fuerte sol o el calor, etc.
En general, una planta con aspecto sano es una buena candidata para adquirir y con los cuidados necesarios podremos disfrutar de ella durante mucho tiempo.
El precio también puede ser una determinante a la hora de comprar plantas, así como el gusto de cada persona.
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