De hecho, está considerada como 'la reina de las flores'. Además de su aroma, suave y exquisito, las rosas tienen el atractivo de sus hermosas flores y una apariencia elegante que la hace ser la planta más cultivada en parques y jardines de todo el mundo.
Es evidente que las especies de flores grandes son ideales para ser cultivadas en el jardín, y las pequeñas en balcones y terrazas; en compensación, éstas últimas florecen ininterrumpidamente de mayo a noviembre. En la práctica no existen situaciones ambientales, excluida la sombra total, que impidan el cultivo de la rosa. Basta con que el rosal reciba de tres a cuatro horas de sol por la mañana para que florezca regularmente. El rosal prefiere los términos medios; ni excesivo riego ni demasiada sequía. Si se tiene en maceta, conviene regarlo cada 3 ó 4 días; en el caso de que esté en el jardín, una vez a la semana
Su hábitat: Los rosales se desarrollan mejor en zonas templadas y crecen con más facilidad en condiciones de inviernos fríos y helados, primaveras suaves, y días con mucho sol en verano. Deben estar situados en un lugar con abundancia de luz, calor y humedad. La planta no debe ponerse a favor del viento, ni tampoco a pleno sol. Sin embargo, la versatilidad de la rosa hace que pueda adaptarse a condiciones adversas de temperaturas y cantidades variables de sol y de lluvia. Existen pocos lugares en el mundo donde no pueden ser cultivadas, tales como sitios de permanente sequía o fríos intensos y prolongados.
Cómo podarlas: La razón primordial por la cual se podan periódicamente las plantas de rosas es para evitar ramificaciones inútiles que sustraen la savia de la misma e impiden que se desarrollen de forma correcta y se desarrollen flores de calidad. Una planta con muchas ramas, da flores en abundancia, pero de una apariencia mediocre, ya que malgasta la savia en alimentar ramas innecesarias. Se recomienda que después de una poda se fertilice
Existen dos tipos de podas: la de formación, que se realiza en el primer año y consiste en la formación adecuada del sostén; y la fitosanitaria, que se lleva a cabo a partir del primer año y que supone eliminar todas aquellas ramas enfermas, quebradas o con plagas
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