Su causa principal es la carencia en la planta de ciertos microelementos, que se manifiesta por la amarillez de las hojas.
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Normalmente la clorosis es debida a una carencia de magnesio y de hierro
Defciencias nutricionales
Cuando se desarrolla la raíz de la planta, ésta comienza a absorber nutrientes, pero cuando éstos son escasos se dan una serie de anomalías en el desarrollo de la planta, que dependen de la función que realiza el nutriente ausente, de la movilidad del nutriente, y de la etapa de crecimiento en que se encuentra la planta cuando se produce la deficiencia. Sin embargo, existe una serie de síntomas que pueden indicar que a la planta le ocurre este problema.
El primero de ellos es la clorosis o amarilleamiento, que se produce por una falta en el desarrollo de la clorofila y puede presentarse de forma aislada o generalizada en toda la planta. Cuando se produce, las hojas cloróticas varían su color del verde al amarillo o casi blanco. También existe otro tipo de clorosis, denominada intervenal, en la cual las venas de la hoja se mantiene verdes, mientras que el tejido intermedio de vuelve amarillo.
Por su parte, la necrosis consiste en la muerte del tejido, producida por el secamiento y decoloración de los órganos de la planta. Suele ser el resultado de un estado avanzado de clorosis y comienza por el ápice y el borde de las hojas viejas. Asimismo, la planta puede padecer enanismo, es decir, una reducción de la tasa de crecimiento, asociada a síntomas nutricionales. Por último, hay que hablar de la coloración anormal. Dependiendo del color que presente, se averiguará qué tipo de deficiencia nutricional padece la planta.
La clorosis férrica
La clorosis férrica no sólo se produce por la falta de nutrientes, sino que también tiene que ver con factores relacionados con el suelo, como la solubilidad del hierro, y con características físicas de la planta, es decir, su capacidad de absorción y transporte del alimento.
La deficiencia de hierro es una fuente de numerosas pérdidas económicas para los agricultores del mediterráneo, por lo que en la actualidad se están llevando a cabo numerosas investigaciones con el fin de determinar que capacidad poseen las plantas para resistir esa falta y cómo se podría suplir. Asimismo, se están estudiando nuevas vías para el control de la clorosis férrica, con el fin de que ésta no sea devastadora para los cultivos, y se están seleccionando los que sean capaces de soportarla con mayor facilidad.
El control de la deficiencia
De los elementos que las plantas y los cultivos requieren para su crecimiento y desarrollo, el hierro es el que debe presentarse en mayor cantidad. Además, éste trabaja en la producción de clorofila y por lo tanto es una parte esencial de la nutrición hidrocarbonada de la planta. Cuando se produce la clorosis, amarillean todas las hojas, interfiriendo en la fotosíntesis. Afecta principalmente a las que requieren suelos ácidos y crecen en medios alcalinos.
El control de esta patología consiste, principalmente, en la selección de los vegetales dependiendo de las características del suelo en que se van a plantar, con el fin de que ambos sean compatibles. Asimismo, es posible emplear agua de lluvia en el riego de las más susceptibles de padecer clorosis, así como acidificar el suelo antes o después de plantar.
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